La Lectio Divina, es la lectura orante (orans lectio) de la Sagrada Escritura «en la comunión de la Iglesia, es decir, con todos los grandes testigos de esta Palabra, desde los primeros Padres hasta los santos de hoy, hasta el Magisterio de hoy» (VD, 86).
El Papa Benedicto XVI, en la Exhortación Apostólica Postsinodal VERBUM DOMINI, sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia, anima a la formación de pequeñas comunidades entorno a la meditación de la Biblia: «El Sínodo ha encomendado también la formación de pequeñas comunidades de familias, en las que se cultive la oración y la meditación en común de pasajes adecuados de la Escritura» (VD, 85).
«El Santo Sínodo (Concilio Vaticano II) recomienda insistentemente a todos los fieles, la lectura asidua de la Escritura, para que adquieran la ciencia suprema de Jesucristo (Filp 3,8), «pues desconocer la Escritura es desconocer a Cristo» (…) Recuerden que a la lectura de la Sagrada Escritura debe acompañar la oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre, pues «a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras»» (DV 25).
Los obispos americanos reunidos en Aparecida nos dijeron: «Se hace, pues, necesario proponer a los fieles la Palabra de Dios como don del Padre para el encuentro con Jesucristo vivo, camino de “auténtica conversión y de renovada comunión y solidaridad.” Entre las muchas formas de acercarse a la Sagrada Escritura, hay una privilegiada a la que todos estamos invitados: la Lectio divina o ejercicio de lectura orante de la Sagrada Escritura. Esta lectura orante, bien practicada, conduce al encuentro con Jesús-Maestro, al conocimiento del misterio de Jesús-Mesías, a la comunión con Jesús-Hijo de Dios, y al testimonio de Jesús-Señor del universo. La lectura orante favorece el encuentro personal con Jesucristo” (Aparecida, 249).
«Si se promueve esta práctica (Lectio divina) con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia» (Benedicto XVI).
Es importante la promocion de la lectura orante porque apasienta los pensamientos y fortalece el espiritu pero los grupos de apostolado le temen al compromiso que se desprende de esta practica. A los catolicos nos da miedo ser como Jesus; y pensar que imitarlo nos libera. Somos necios.
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ME GUSTARIA SABER LA RELACION QUE TIENE CON LA LITURGIA DE LAS HORAS
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