3.- ORATIO


¿Qué le digo yo al Señor
como respuesta a su Palabra?

  • “Llama orando”
  • «Orad sin desfallecer»
  • Dialoga con Dios.
    • Cuando Dios me habla, debo co-responderle.
      • Su Palabra espera mi RESPUESTA.
        • Así se llega al diálogo: en la oración, en la vida.
        • Me esfuerzo por hablar a Dios con todo el corazón, que me ayude en mi impotencia, buscando cómo poner en la práctica la invitación que Él me hace.
    • La lectio divina supone escuchar y responder.
      • La oración debe acompañar a la lectura de la Sagrada Escritura para que se entable diálogo entre Dios y el hombre (DV, 25).
        • San Ambrosio recuerda los dos momentos del diálogo con Dios: «Le hablamos cuando rezamos y lo escuchamos cuando leemos los oráculos divinos»
        • San Jerónimo escribe: «Si rezas, eres tú el que hablas al Esposo; si lees, es el Esposo el que te habla».
    • La respuesta personal de mi corazón a la Palabra que me ha llegado la expreso en voz alta, para que ésta se reafirme mediante el «amén» (pronunciado o silencioso) de los hermanos.
      • Toda genuina oración se dirige a Dios desde el interior del corazón. También aquí.
      • Pero es bueno y provechoso pronunciar alguna vez en voz alta la propia oración, para que los oyentes puedan confirmarla con su «Amén» (en voz alta o en su interior) (1 Cor 14,16; 2 Cor 1,20), pues a la oración en común le está prometido ser escuchada (Mt 18,19).

PASOS:

1. Oración espontánea en voz alta

  • A partir del texto meditado, respondo al Señor con la oración como súplica, petición de perdón, intercesión, agradecimiento y alabanza, es el primer modo con el que la Palabra nos cambia.
    • Sin palabrerías, con sinceridad y sencillez, sin muletillas ni frases hechas.
  • Puede ser anunciar la disposición a aceptar u obedecer, o bien arrepentimiento por no haberlo hecho hasta ahora, o bien pedir ayuda para hacerlo en el futuro.
  • Debe haber verdadera correspondencia entre la Palabra y la respuesta, porque de otra manera no sería una respuesta.

2. Rezo de algún salmo, cántico, preces, oración escrita…

Peligro:

  • La palabrería.
  • Divagar, no aterrizar en lo concreto de mi vida hoy.

Con María:

  • “No tienen vino”

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