¿Qué le digo yo al Señor
como respuesta a su Palabra?
- “Llama orando”
- «Orad sin desfallecer»
- Dialoga con Dios.
- Cuando Dios me habla, debo co-responderle.
- Su Palabra espera mi RESPUESTA.
- Así se llega al diálogo: en la oración, en la vida.
- Me esfuerzo por hablar a Dios con todo el corazón, que me ayude en mi impotencia, buscando cómo poner en la práctica la invitación que Él me hace.
- La lectio divina supone escuchar y responder.
- La oración debe acompañar a la lectura de la Sagrada Escritura para que se entable diálogo entre Dios y el hombre (DV, 25).
- San Ambrosio recuerda los dos momentos del diálogo con Dios: «Le hablamos cuando rezamos y lo escuchamos cuando leemos los oráculos divinos»
- San Jerónimo escribe: «Si rezas, eres tú el que hablas al Esposo; si lees, es el Esposo el que te habla».
- La respuesta personal de mi corazón a la Palabra que me ha llegado la expreso en voz alta, para que ésta se reafirme mediante el «amén» (pronunciado o silencioso) de los hermanos.
- Toda genuina oración se dirige a Dios desde el interior del corazón. También aquí.
- Pero es bueno y provechoso pronunciar alguna vez en voz alta la propia oración, para que los oyentes puedan confirmarla con su «Amén» (en voz alta o en su interior) (1 Cor 14,16; 2 Cor 1,20), pues a la oración en común le está prometido ser escuchada (Mt 18,19).
PASOS:
1. Oración espontánea en voz alta
- A partir del texto meditado, respondo al Señor con la oración como súplica, petición de perdón, intercesión, agradecimiento y alabanza, es el primer modo con el que la Palabra nos cambia.
- Sin palabrerías, con sinceridad y sencillez, sin muletillas ni frases hechas.
- Puede ser anunciar la disposición a aceptar u obedecer, o bien arrepentimiento por no haberlo hecho hasta ahora, o bien pedir ayuda para hacerlo en el futuro.
- Debe haber verdadera correspondencia entre la Palabra y la respuesta, porque de otra manera no sería una respuesta.
2. Rezo de algún salmo, cántico, preces, oración escrita…
Peligro:
- La palabrería.
- Divagar, no aterrizar en lo concreto de mi vida hoy.
Con María:
- “No tienen vino”